Ahora somos uno. Somos dos al mismo tiempo. Estas palabras con la voz de tu interior. Este ser con tu cuerpo.
Por un instante.

12/11/19

"La dueña me pregunta si puedo volver. Respondo que sí y a los cinco minutos estoy en su puerta tocando el timbre.
Me dice que le di dinero de sobra en la cuota del alquiler. En realidad,
le pagué exactamente lo que yo creía que correspondía. Pero pensé mal. O para el caso...pensé demás. (Si no serán los pensamientos lo que más en vicio se va!)
Entramos al comedor con el propósito de recontar los fajos que ella separó de a mil pesos. Halago su mesada pulcra, los estantes siempre ordenados y las mantillas circulares prolijamente desplegadas sobre las mesas de arrime. Me señala contenta la peladora eléctrica que le trajeron de Europa. -Con esa ayuda cocinar será más facil- celebramos. Resuelto el malentendido y con unos billetes de nuevo en el bolsillo del pantalón, camino lento hacia la puerta de entrada. Pero antes de cruzar el pasillo ella interrumpe mi saludo de despedida. Que no me vaya todavía; quiere que me lleve algo. Vamos juntas hasta el jardín y corta una rosa que me entrega con dulzura. Yo la recibo con el mismo trato cuidadoso pero por miedo a clavarme alguna espina. Examino de una ojeada y aprieto levemente los dedos contra el tallo. Apenas son espinillas y no hay tal riesgo. Con la flor cerca de mi pecho, paseo la vista por el parque. Mientras las nubes mantengan la línea y no cubran el paso del sol el pasto seguirá disfrazado de amarillo. La dueña se incorpora después de arrancar unos yuyos y la charla sigue otro rato mientras visitamos de cerca las macetas con albahaca y orquídeas." Meditar en la Rosa y sus aspectos. La belleza y el tiempo. La muerte entre la vida.
Sus pétalos se abren y el proceso continúa; en el rosal o fuera de él.
Meditar en el relato no sería diferente.
Todo aquello ya nacía al reunir el pago... o quizás antes.
Todo aquello crecía y se conformaba en la danza exquisita de las posibilidades y las decisiones tomadas.
Todo aquello moría al volver a mi casa o al secarse la rosa. O al final de este cuento. O después de leerse...O quizás nunca.

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