Ahora somos uno. Somos dos al mismo tiempo. Estas palabras con la voz de tu interior. Este ser con tu cuerpo.
Por un instante.

10/3/11

Epoca

Una muchacha tocaba las castañuelas y un muchacho terminaba la novela que compro esa misma mañana. En la barra del bar aquel tipo de traje armaba un tabaco y entre ella toda y sus zapatos, el humo espeso ascendia. El joven levantó el rostro. Boquiabierto, cejas alzadas; como viendo un fantasma. La nube casi blanca bailaba por todos los  rincones del escenario. Un aroma a chocolate rancio inundaba el ambiente. Media vuelta y taconeo; la muchacha gira para el grito final. El humo ya alcanzaba su palido rostro y él no podia contener su embalo. De un tiron por el brazo la ha alejado.
-¡Ha interrumpido el baile!, gritó el curdo de siempre
Ella parecía no comprender, abrió sus enormes ojos preguntándole con el silencio...El flamenco no es flamenco sin el último canto- susurró por lo bajo.

- El  humo hace visible al aire para que un alma pueda sentirte y tocarte. Hasta de ello te recelo. Cuando muera y sea yo aquella misma alma, que la nube bese tus labios y roce tus senos. Que ardan todos los fuegos a tu alrededor , pues seré el viento que avive las llamas y el aire que respire tu ser- recitó él.

Una mano sostenía el libro, abierto en la ultima página. La otra agarraba a la muchacha por la cintura. El alzó la vista para encontrar sus ojos. Ella, le correspondió. El terminó su novela y ella  la funcion, con un quiebre de caderas.
El guitarrero marcó los últimos acordes con toque airoso.